En
la película se tocan muchos puntos importantes como la violencia, intervencionismo,
suicidio y el que termina de definir todo lo anterior: La libertad de
expresión.
Estas
dos palabras libertad y expresión, es lo que se necesitaba para rescatar una
parte de la historia de Alemania de los ’80, y esto lo vemos reflejado en el
personaje principal, el escritor Georg Dreyman, cuando intenta salvaguardar sus
escritos de la Stasi (Policía política y Agencia de espionaje), quienes
interceptaban a todos los que consideraba un peligro para la República
Democrática Alemana.
¿Existe
el derecho a la libertad de expresión?
Lo
que preocupa de la situación, es la necesidad que tiene el gobierno por
respetar sus ideales, pero aquel que intente decir lo contrario, ya no cuenta
con voz y voto, entonces de esta manera nadie podría intentar defender sus
derechos. Relacionando este tema de la censura, con nuestro país, se puede
seguir percibiendo un intento de silenciar, colocando como ejemplo, a los
periodistas claramente, ya que su derecho más vulnerado es el de informar y por
ende, es cuando entendemos la reflexión del director de la película, tocando los mismos puntos que mencionaba anteriormente:
La
violencia, cada vez que los medios difunden noticias con la intención de
mostrar un pueblo agobiado por la intolerancia, que muchas veces estos mismos
aportan al tema, dando a la gente una imagen aún más violenta de lo que son, y
victimizándolos de sus propios hechos sin precedentes.
El
intervencionismo, como pan de cada día, cada vez que un personaje político
quiere manipular a la ciudadanía, evadir su responsabilidad de hechos que se le
imputen, y terminan creando cortinas de humo, entendiendo que es un país sin
memoria, y a la larga los colombianos terminamos aceptando.
Pero
no sólo ocurre desde la política, los medios de comunicación también se han
visto tocados por esto, o perfectamente podemos citar la época de los noventa y
su alta tasa de suicidios, homicidios y exilios –como otra forma de privar la
libertad- a todos aquellos periodistas que intervinieron por la lucha contra la
guerra.
Si
se considera todo esto, en pleno siglo XXI, por qué permitimos que se vulneren
nuestros derechos, cuándo vamos a respetar al otro, y hasta dónde tenemos que
llegar para seguir con vida, aunque suene excesivo, si continuamos en una
guerra en donde el vivo vive del bobo, y olvidamos que cada persona se merece
un trato igualitario, pues tiene
permitido pensar, decir y actuar. Por eso invitaría a todo aquel que desee
expresar su opinión, en especial a todo aquel que ejerce el oficio de escribir
a que no tache más sus palabras y brinde información con el deber de decir la
verdad y el derecho a ser escuchada.